Lady Gaga, Rihanna y Angelina Jolie tienen algo que le falta a Taylor Swift

Muchas son las revistas que aprovechan el tirón de las artistas más conocidas para sacarlas en sus portadas y ser líderes de venta. Pero un estudio de medios ha demostrado que no todas tienen ese gancho: mientras que Lady Gaga o Rihanna arrasan, parece que nadie quiere comprar las publicaciones cuando Taylor Swift ocupa su portada, y el nombre de esta joven se ha convertido en un sinónimo de fracaso editorial.
   El estudio estadounidense de medios Audit Bureau of Circulations ha revelado cuáles son las revistas más vendidas a lo largo de 2010, y ha dejado al descubierto qué artistas consiguen, con sólo aparecer en la portada, que cientos de miles de personas se lancen a comprar dicho número.
   La gran triunfadora ha sido, cómo no, Lady Gaga. Sus apariciones en Rolling Stone, Cosmopolitan y Elle supusieron todo un record de ventas para esas publicaciones, que alcanzaron cifras que llegaron a triplicar su media de ventas.
   Quien tampoco se queda atrás es Angelina Jolie, que incluso superó a Gaga con su portada para Vanity Fair. Y Rihanna, que triunfó con su aparición en GQ, pero vio como su fotografía en Elle no atraía tanto a las lectoras como se esperaba.
   Los altibajos a la hora de vender revistas resultan de hecho bastante comunes. Jennifer Lopez, por ejemplo, arrasó con Glamour y Allure pero fracasó con Elle, y algo similar les ha ocurrido a Jessica Simpson y Anne Hathaway. Parece que elegir la publicación que compra tu público potencial es la clave para que las ventas se disparen.
   Pero quien no levanta el vuelo de ninguna forma y cosecha un fracaso editorial tras otro es Taylor Swift. Aunque en las listas de éxitos no hay quien la pare, y su álbum Speak Now fue el quinto más vendido en todo el mundo, lo cierto es que las lectoras de revistas no la tienen demasiado en cuenta.
   Su aparición en la portada de Elle supuso el número menos vendido de la publicación en 2010, y alcanzó 60.000 ejemplares menos que la media de la revista. Y dado que algo parecido ocurrió con Glamour y Marie Claire, su caso no parece cumplir la regla de elegir la publicación que compra su público  potencial.